Cangas del Narcea, un oasis para el vino.

Todo el mundo conoce Asturias por su sidra y casi nadie conoce sin embargo los vinos asturianos. La excepción a este monocultivo de la sidra es Cangas del Narcea. En las laderas que rodean a este municipio el más extenso de Asturias desde siempre se ha cultivado la uva. E incluso en el siglo XIX la producción se exportaba. Luego esta producción se dedicó sólo al consumo comarcal. Sin embargo la renovación actual de la vinicultura y la recuperación de antiguas variedades autóctonas han permitido que desde el año 2001 se estableciese la denominación de origen de Vinos de la Tierra de Cangas. 

Entre las uvas se encuentra el albarín blanco y negro. Hay seis bodegas acogidas a la denominación de origen e incluso hay un pequeño Museo del Vino en Cangas. En definitiva intentos de hacer bien las

cosas. En el paisaje urbano se nota el descontrol que se produjo con la actividad extractiva en el s. XIX. Pero este desorden urbanístico se ha paliado recientemente por su paisaje circundante pues prácticamente todo el término municipal está encuadrados en Parques Naturales. Estos paisajes están en el Parque Natural de

las Fuentes del Narcea o la Reserva de Muniellos. También hay magníficos valles todos ellos formados en la Cuenca del río Narcea.

Del casco urbano, sólo hay que ver dos calles céntricas la de Rafael Fernández Uría y la Calle Mayor, rodeada de casas antiguas con balconadas y galerías. Nos encontramos con la Basílica de Santa María

Magdalena ejemplo del barroco clasicista asturiano, las trazas de esta Basílica fueron realizadas por Fernández Lechuga arquitecto de la Alhambra que también trabajó en Santiago de Compotela. Detrás se encuentra el famoso y movedizo puente colgante realizado en 1970 de 75 m de longitud y 25 metros de

altura. Al lado de la Basílica se encuentra el Palacio de Omaña ahora, Casa de la Cultura. También es destacable el Ayuntamiento que ocupa el Palacio de Torneo de 1700.

Sin embargo el monumento arquitectónico más interesante de Cangas de Narcea se encuentra a tres km en la aldea de Coria, el Monasterio de San Juan de Corias, vasto edificio de 8.000 metros cuadrados de

planta. Por su frío y su monumental diseño se ha denominado como el escorial asturiano. Fundado en 1032 la abadía benedectina su mayor importancia en la época medieval. Un incendio en el siglo XVIII casi lo redujo a ceniza. En 1860 tras la desamortización pasó a los dominicos. En el siglo XX fue incluso colegio. Ahora es un Parador de Turismo. Es impresionante su claustro con una araucaria tráida de Brasil en el s. XVIII.


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